CAPITULO 2. EL HOMBRE Y SUS ASPIRACIONES

Esta es la primera reflexión que el hombre hace de sí mismo y en ella encuentra varias características que lo definen y lo distinguen de los demás seres naturales. Al mismo tiempo se hace concierne de que tales características no se han desarrollado en él más que en una pequeña parte. Por tanto, su primera preocupación será desarrollar características que ahora concibe como capacidades humanas.  

Un rasgo muy humano es la satisfacción de las nece­sidades a través del trabajo; en el ejercicio de éste se desarrollan diversas técnicas y herramientas cuyo correcto uso conforma el conocimiento. Se compren­de de inmediato que por medio del conocimiento se puede tener una relación más productiva con el medio natural. Su primera aspiración es entonces la de conocer. Así lo comprendieron y analizaron pensado­res como Sócrates, Platón y Aristóteles. Epicureistas y hedonistas no consideraron tan importante la necesi­dad de conocer, cómo el deseo de ser feliz; para ellos, entonces, el hombre es un ser que aspira a ser feliz. Una última corriente del pensamiento formula que si bien la felicidad era un anhelo muy humano, ésta no se encontraba en la vida terrena. Por lo tanto, el hombre fundamentalmente aspira a la vida eterna; San Agustín es su más representativo autor. Veamos pues cada una de estas aspiraciones humanas.

 

ASPIRACION AL CONOCIMIENTO

TODOS LOS HOMBRES DESEAN POR NATURALEZA SABER.  Con esta frase se da inicio a la teoría del conocimiento acuñada por Aristóteles. Otros fueron los filósofos que siguieron sus pasos: Sócrates le apuntó al conocimiento de la virtud y al discurso antropológico buscando la introspeccion como método para alcanzar la consigna encontrada en el oráculo de Delfos: CONOCETE A TI MISMO.

SÓCRATES: EL CONOCIMIENTO DE SI MISMO. Una importante característica del pensamiento so­crático es que inició la reflexión antropológica. En este pensador, el problema del hombre es un problema de conocimiento. Hay ante todo que empe­zar por "Conocerse a sí mismo". Pero, ¿cómo?

LA INTROSPECCIÓN COMO MÉTODO

Para alcanzar este autoconocimiento, Sócrates reco­mienda el método de la introspección. Consiste en adentrarse en sí mismo en búsqueda de aquello específicamente humano. De acuerdo con Sócrates, lo que constituye nuestra naturaleza como hombres, es la virtud, entendida como el saber actuar bien. Por vil que pueda ser, en todo hombre es posible encontrar un mínimo de virtud. En consecuencia entonces, en todo hombre hay un mínimo de saber o conocimiento.

 

ORIGEN DE LA MAYÉUTICA. La certeza de encontrar un mínimo de conocimiento en cualquier ser humano, es el fundamento de la Mayéu­tica. Esta consiste, en obtener conocimientos de un individuo que se supone en la ignorancia, a través de un interrogatorio que le obligue a precisar sus conceptos

 

 
   

¿QUÉ ES EL HOMBRE?

La concepción de Sócrates frente a esta pregunta se resume en unas pocas frases.

El hombre es una criatura en constante búsqueda de sí misma, que en todo momento de su existencia debe mantener bajo examen y escrutinio racional las condiciones de ésta.

El hombre se distingue en Sócrates, por poder dar respuesta racional a cualquier pregunta que se le haga sobre él mismo.

ARISTÓTELES: LA UNION ENTRE CUERPO Y ALMA

Para Aristóteles la union entre alma y cuerpo es fundamental. La prueba de esta union se encuentra en que al hombre le es imposible divorciar los fenómenos del alma de aquellos del cuerpo. Estudando el alma y su relacion con el cuerpo,  Aristóteles propone diferentes facultades del alma:

 

Alma intelectiva. Es la parte más elevada del alma humana.  No se encuentra ni en los vegetales ni en los animales y gracias a ella el hombre posee las actividades vitales propias de la voluntad o apetito superior y del intelecto o entendimiento.

 

Alma Sensitiva. Presente en los animales y los hombres. Permite el conocimiento inferior o sensible (la percepción), el apetito inferior (los deseos y apetitos que tienen que ver con el cuerpo como el deseo sexual o las ganas de comer) y el movimiento local.


Alma Vegetativa. Presente en las plantas, los animales y los hombres, permite las actividades vitales más básicas como la reproducción, el crecimiento y la nutrición.

 

ASPIRACION A LA FELICIDAD

Tres corrientes plantean la aspiracion de todo hombre a ser feliz: el epicureismo, el estoicismo  y el hedonismo.

EL EPICUREISMO: Es la escuela fundada por Epicuro de Samos (306 a.C.). Los epicúreos juzgaban el conocimiento en función de su utilidad para una vida feliz. Para ellos, la búsqueda de la verdad por la verdad misma (la pura contemplación) carecía de sentido. Por otro lado, los epicúreos creían que el conocer es percepción sensible, originada en el desprendimiento de los cuerpos de pequeñas imágenes o efluvios que ingresan a nosotros por los sentidos. Los conceptos no son más que un recuerdo del contenido común de diversas representaciones, una consecuencia de la asociación de las representaciones sensibles.

En resumen, según Epicuro, eran cuatro las fuentes de infelicidad en el hombre: el temor a los dioses, el miedo a la muerte, el ansia de placeres y pesar por los dolores.

ESTOICISMO. Para el estoico, el bien supremo en la vida es la felicidad, y ésta consiste en la tranquilidad del alma: la "ataraxia". Pero esta tranquilidad no es una actitud de pasividad estéril e insensible, sino, más bien, es un estado en el que el sabio estoico ha superado las circunstancias que vienen del mundo exterior, y controlado las excitaciones provocadas por los sentidos en su relación con ese mundo exterior. El sabio es dueño de sí, imperturbable; no se deja arrebatar por nada. Para ello sólo hay un camino: el poder de la razón, y así como el Universo tiene una inteligencia que pone orden en la naturaleza, también el hombre que quiere alcanzar la sabiduría tiene que conseguir el orden en su vida por medio de su razón, pues ésta es una parte de la Razón Universal. Así se comprende mejor la insistencia de estos filósofos cuando recomendaban vivir de acuerdo con la Naturaleza

HEDONISMO. Del griego hedone (placer). Doctrina ética según la cual el único bien es el placer y el único mal el dolor. En consecuencia, sitúa en el placer la felicidad humana. No consiste en afirmar que el placer es un bien, sino en considerar que es el único y supremo bien. Consideran los hedonistas que la felicidad es el placer físico por lo que el hombre no debe negarse ningún tipo de placer

ASPIRACIÓN A LA VIDA ETERNA